Inventario: Las cosas fáciles

lunes, 26 de mayo de 2008

Rafael Cabrales canta, desintoxicado; que todo lo bueno y lo malo caben dentro de un papel. No se si es el influjo de las terapias del proyecto hombre, o si esta afirmación custodia la fórmula secreta contra solitudes y soledades varias. Tampoco importa demasiado. En cualquier caso, hoy, se me antoja que una buena manera de acogotar las dificultades es inventariar. Así que, me inyecto una generosa dosis de facilidades; que engrisezcan; y nos aúpen un poco en las cuestas hacia arriba. Ahí va mi particular chute. 

Las lasaña precocinada, telas que no se arrugan, rotuladores lavables, tutoriales para manejar el ordenador, cámaras de fotografía que enmiendan la torpeza de sus dueños, bolsas de basura con cierre incorporado, aparatos que señalan el desvío correcto en cada rotonda y hasta coches que se aparcan solos.

Mesas y sillas de camping plegables, las telas impermeables de ciertos manteles, la lana que no encoge, la plata que no se ennegrece, el arroz vaporizado, los acondicionadores que evitan los nudos y encrespamientos capilares, los recambios para casi todo, las servicios técnicos 24 horas, las latas con anilla de apertura, los leds que encienden las farolas automáticamente, los perros adiestrados y el paso rápido del tiempo cuando se disfruta.

Ese rosario electrónico, el sexo sin compromiso, el funcionamiento de un pararrayos, las pizzas a domicilio, las sartenes especiales para dar la vuelta a la tortilla con una mano, la amistad cuando está recién estrenada, los atajos para ganar tiempo, la quiniela cuando ya es domingo por la noche, las preguntas verdes del trivial, soñar bajo la ducha que eres la reencarnación de Lady Ella, sentir lo que se dice, decir no todo lo que se siente.

Los escalofríos tras rebuscar en el congelador un helado de fresa, las nuevas tijeras de podar con seguro anticortes, las cosquillas en el estómago al rozar con la lengua la piel de un melocotón, los contagios de resfriados y estornudos, acertar por intuición preguntas que no conoces, las sopas de letras de los periódicos.

Esa pirólisis de los hornos modernos, las tiritas que curan heridas por si solas, esquivar los charcos gigantes dejados por la tormenta, arrancar hojas del calendario, sentirse bien con poco y ver que las piezas de los rompecabezas terminan por encajar; a veces.


Buen día para todos!